La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos de Norteamérica implica un fortalecimiento de las iniciativas anti ASG en ese país y sus primeras víctimas importantes han sido grandes bancos que progresivamente están abandonando la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), una iniciativa las Naciones Unidas (UNEP FI) por la que voluntariamente sus miembros se comprometían con objetivos de financiamiento para incentivar actividades económicas bajas en emisiones de gases de efecto invernadero o que sustituyan energías no renovables.

 

El sector financiero  es muy sensible a presiones y los miembros del grupo han estado sufriendo amenazas veladas o directas de políticos republicanos que han estado advirtiendo a las instituciones financieras, incluidos bancos, aseguradoras, propietarios de activos e inversores, de posibles violaciones legales por su participación en alianzas centradas en el clima y de planes para excluir a las empresas de los negocios estatales.

 

Por este motivo 5 de los 8 grandes bancos de ese país[1] que ingresaron voluntariamente desde 2020 en NZBA han dejado de ser miembros de ésta, y a estos bancos se le suman algunos de los grandes managers de inversiones[2], que forman parte de la Net Zero Managers Alliance (NZMA) que han sido objeto de una demanda iniciada por el Estado de Texas y otros 10 estados del movimiento anti ASG, que además actuaron de un modo extorsivo retirando fondos estatales de las carteras administradas, bajo el argumento que la obligación legal de los managers de fondos de inversión es maximizar el retorno financiero de sus clientes.

 

Resulta paradójico con esta situación, que tanto la Academia Nacional de Ciencias (NAS), como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), todos de Estados Unidos, reconozcan la correlación directa entre las actividades humanas y el calentamiento global y que esta última haya informado que en el año 2024 la temperatura media global estuvo en los 1,5° grados Celsius que no deberían sobrepasarse en el año 2050, según el acuerdo de Paris.

 

Ante esta envestida las instituciones amenazadas están en una encrucijada pues por un lado pueden sufrir una pérdida reputacional entre sus stakeholders preocupados por el cambio climático, y por otro lado en la medida que el cambio del clima acelere la ocurrencia de eventos extremos también pueden sufrir quebrantos derivados de estos, que afectan los rendimientos financieros. Debido a esta situación los miembros salientes de las alianzas han decidido bajar su exposición ecológica pública, declarando más o menos con diferentes palabras que continuarán ocupándose en forma independiente, es decir fuera de la alianza, “de promover soluciones pragmáticas para financiar tecnologías bajas en carbono mientras se avanza en la seguridad energética”.

[1]Se fueron JPMorgan, Citi, Bank of America, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Wells Fargo . Y los únicos bancos estadounidenses que siguen figurando en el sitio web de la NZBA son Amalgamated Bank, Areti Bank y Climate First Bank.

[2]Black Rock, Vanguard, State Stret y Pimco