No hay una opinión unánime sobre la importancia relativa de cada uno de los componentes ASG (Ambiental, Social y Gobernanza), sin embargo se está haciendo notorio que el pilar ambiental ha adquirido mayor relevancia en los últimos años debido al creciente consenso sobre fenómenos climáticos derivados del calentamiento global y la importancia que las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) tendrían como determinantes del aumento de las temperaturas en todo el planeta.

Como consecuencia de estos fenómenos, gobiernos y científicos están tratando de difundir la necesidad de reducir las emisiones de GEI, pero en esta batalla existiría un factor que esta pasando desapercibido: la subestimación de la importancia que dentro del total de emisiones de GEI tienen las correspondientes a las denominadas “emisiones de alcance 3”. Esto que está ocurriendo en los países con más desarrollo en la lucha contra el cambio del clima y ni hablar de la situación en los países menos desarrollados. 

Recordemos que se definen como “de Alcance 3” a todas las emisiones de GEI que se producen en la cadena de valor de una empresa, pero que no están bajo su control directo. Aguas arriba esto incluye, por ejemplo, las emisiones que provoca la producción de bienes y servicios que la empresa compra; aguas abajo las emisiones del uso de productos que vende, los viajes de negocios, los desplazamientos de los empleados, etc.

Por la propia naturaleza del problema planteado es difícil determinar la medida en que esto subestima la huella de carbono de las emisiones de alcance 3 pero las estimaciones las ubican entre el 70 y el 90% de dicha huella, dependiendo de la naturaleza de cada proceso productivo, siendo los sectores del transporte, el petróleo y el gas, la alimentación y la agricultura las actividades donde las emisiones de alcance 3 son más significativas.

Medir y gestionar estas emisiones permitiría a las empresas reducir de manera integral su huella de carbono, sin embargo ello no es sencillo pues por un lado el proceso de medición de la cadena de valor implica un costo muy elevado al estar fuera del control de las corporaciones. Por otro lado, revelar la verdadera dimensión del daño ambiental por emisiones de CO2 tiene un costo reputacional para la empresa que lo revela y la tentación para el greenwashing es elevada. O sea ante la alternativa de asumir un costo de medición para obtener una eventual pérdida reputacional lleva a muchas empresas a soslayar la situación.

Tal vez suene como una propuesta intrusiva pero así como las corporaciones tienen la obligación de informar de manera veraz sobre su estado económico – financiero también deberían informar de una manera integral sobre la dimensión de sus emisiones y ello implica que organismos reguladores deben establecer directrices y normas claras al respecto y responsabilizar a las empresas de su impacto, creando unas condiciones de competencia equitativas al garantizar que todas las empresas estén sujetas a los mismos estándares.

Gustavo Kippes